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17- Setas
Hay muchas variedades de setas; algunas son muy tóxicas, mientras que otras son inofensivas.
A menos que el propietario sea un experto en setas y pueda distinguirlas, un perro del que se sospeche que ha comido setas debe ser vigilado de cerca (las setas que crecen naturalmente en los patios suelen ser tóxicas).
Para estar seguros, se recomienda inducir el vómito del perro y darle carbón activo si la seta no es expulsada en su totalidad. Los tipos de setas equivocados pueden causar ictericia y daños en el hígado, lo que puede provocar hemorragias internas o convulsiones, o pueden tener efectos alucinógenos que provoquen temblores, convulsiones y coma.
Si un perro vomita por sí solo o desarrolla diarrea, pero no presenta otros síntomas, es probable que no se haya producido ningún daño grave; sin embargo, si el malestar gastrointestinal va acompañado de un exceso de saliva o lágrimas, una reducción del tamaño de las pupilas, una bradicardia, una actividad deprimida o un letargo, una inquietud, un tambaleo o ausencia de respuesta, urge la visita al veterinario.
Aunque los gatos son menos propensos a comer setas, se ha demostrado que les atraen dos variedades venenosas que pueden matar: la Amanita muscaria y la Amanita pantherina. En cambio, los perros se sienten atraídos por siete variedades venenosas. Una de ellas, la especie Ecleroderma, también es mortal para los cerdos.
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